¿Se han puesto a pensar en el día a día de un Guardia de Seguridad? Sus jornadas son largas al ser un servicio 24/7, tienen que estar siempre en alerta, y a pesar de todo siempre los vemos al frente.
Así es un día normal:
Después de mi jornada laboral, llego a mi casa a las 8:30 P.M. directo a cenar con mi familia, preparo mi lonche del día siguiente y meto a lavar mi uniforme y me siento a ver un poco de televisión. Me meto a bañar y preparo mi uniforme del día siguiente.
Suena mi alarma y veo que el reloj indica que ya son las 04:30 A.M. . Me sirvo un café, me pongo mi uniforme y me alisto para salir a trabajar.
Salgo de la casa a las 5 A.M. ni un minuto más tarde, porque de lo contrario no llegaría a tiempo a mi trabajo, camino 14 cuadras hasta la estación del metro. Si, hay un camión que pasa más cerca, pero para llegar hasta mi trabajo tendría que tomar dos de ida y otros dos de vuelta y me gastaría mas de el triple ($60.00 pesos), de lo que me gasto en el metro ($16.00 pesos)
Llego a la estación Talleres a las 5:35 A.M. y me formo en la fila, y me subo a las 5:40, en Cuauhtemoc cambio a la línea 2 y me bajo en la estación Zaragoza a las 06:15 hrs. de ahí camino 15 cuadras y llego a mi trabajo a las 06:50 hrs.
Me gusta mi trabajo, cuidar y proteger a las personas y su patrimonio, pero en ocasiones si es un poco aburrido cuando no hay visitas o actividades para realizar, o en ocasiones residentes o visitantes me piden que falte a mis consignas porque ellos cometieron un error, sin saber que me puedo meter en problemas y es ahí donde me ponen entre la espada y la pared. Obviamente me apegaré al reglamento, pero me ganaré otro residente molesto. Todos creen siempre tener la razón y en ocasiones comparto su opinión, pero no entienden que debo apegarme al reglamento, por que de lo contrario mi trabajo se puede ver en riesgo. Es por ello que algunos residentes e invitados molestos me agreden verbalmente y en ocasiones hasta físicamente, buscando intimidarme para pasar por alto el reglamento.
Pero no todo es malo, también hay vecinos muy amables que siempre me traen un taquito o algo de lo que hayan comido, algunos me invitan un café o un jugo, siempre se detienen a desearme un buen día, todos esos detalles marcan mi día.
Así con altibajos termina mi turno a las 7:00 P.M. entonces camino las 15 cuadras de vuelta a la estación Zaragoza y en Cuahutemoc cambio a la línea 1 a la estación Talleres, para después caminar 14 cuadras para llegar a cenar junto a mi familia de nuevo.
Entonces…
Respetemos a los Guardias de Seguridad con los que nos cruzamos en todos los lugares a los que vamos, aunque te resulten molestos los protocolos de seguridad, ten paciencia y sigue el protocolo.
¡Haz la diferencia y deséales un excelente día!
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